A veces, el destino pone en nuestro camino a personas especiales. Gente que por su manera de ser, por su calidad humana, por su comprensión, por su humor y bondad, tenemos que cuidar y conservar, igual que a esos tesoros de los que hablaba en un post anterior hace unos días.
Todo esto viene a colación de que hace ya algún tiempo que conocí a La Luna (así, con mayúsculas), una Luna Blanca muy similar al terreno que pisa allí en su tierrina: cercana, afable, tranquila y bella. Esta alba Luna, a pesar de la distancia, tiene la facultad de hacerte sentir muy cercano. Es una de esas personas que siempre terminan arrancándote una sonrisa y haciéndote olvidar los malos momentos del día, y termina "enganchándote" con su gracia y su sencillez.
Por esto y por muchas cosas más, hoy quiero rendir un homenaje muy cariñoso a una amiga tan especial, con la que espero seguir compartiendo muchos momentos tan agradables y divertidos como hasta ahora. También quiero ilustrar esta entrada a modo de regalo y homenaje a ella, con una fotografía que tomé de su tierra, a la que tengo un especial cariño.
¡Gracias por tu amistad, Luna!
Qué bonito :-)
ResponderEliminarSi, es que Luna es muy maja!!!
Eliminar